viernes, 24 de abril de 2015

23.- PASTISSETS D'ADMETLA I CONFITAT DE MONIATO


 RECORDS DE LA MEUA INFÀNCIA. PUBLICAT EN EL DIARI LES PROVÍNCIES 

13-12-2014


               Foto: Vicenta Bertomeu. 


   De buena mañana, habíamos ido a la umbría de la montaña para recoger musgo, algunas cortezas secas de algarrobo y algunas ramas de pino. Era el día que montaríamos el belén de Navidad. El ritual siempre era el mismo. Sobre la cómoda del saloncito, simuló con corcho y las cortezas de  algarrobo la  montaña, el río con papel de aluminio, ramitas de pinos simulando árboles, el camino de los reyes magos hacía el pesebre. Pusimos serrín y colocamos el pozo, el molino, la herrería, la cuadra, el nacimiento con su vaca y su burrita. Decoramos con  el musgo y colocamos todas las figuritas de  barro pintadas a mano. Con algodón simulamos nieve  y colocamos lo  más importante de todo: las figuras de los  tres reyes magos, al principio del camino. Ya me encargaría yo de moverlos  a diario un poquito hasta que llegase el día en que llegarían al pesebre a adorar al niño y si me portaba bien traerían regalos, o al menos eso esperaba, pues las amenazas de que me trajeran carbón, si no me portaba bien, eran a diario. 

   Mi abuelo,  después de haber roto las cascaras de las almendras, las puso sobre un cedazo y sobre agua hirviendo al vapor. Tenía que descascarillarlas, para dejarlas blancas. Las peló, las secó con un trapo y las molió. Mi tía había hervido un Kg de boniatos pelados y cortados y cuando estaban  hechos, los dejó escurrir  para  triturarlos con el mortero.  En una  olla a fuego muy suave, 600 Gr de azúcar, ralladura de limón y una  ramita de canela. Removió y removió con una cuchara de madera sin parar hasta que obtuvo un color dorado. Y ahí está el “confitat de moniato”.

  Ahora haríamos los “pastissets d’ametla i confitat de moniato”. En una olla se pone medio vaso de agua, cuando esté caliente, medio Kg de azúcar, sin dejar de remover, un Kg de almendra molida. En cinco minutos se saca del fuego y se amasa caliente, sin quemarse. La masa está hecha. Se hacen bolas todas iguales, se colocan sobre un plástico, se aplanan con un plato, se rellenan y se doblan para hacer la media luna poniéndoles una base la neula. Con un vaso cortamos lo sobrante. Sin horno y a esperar unos días que se sequen.