miércoles, 22 de abril de 2015

20.- PUCHERO


   

                 RECORDS DE LA MEUA INFÀNCIA. PUBLICAT EN EL DIARI LES PROVÍNCIES
              22-11-2014




   Era domingo y salíamos de misa mi padre y yo. Como todos los años se había instalado la feria. Sus atracciones, la tómbola, los coches de choque, el tren de la bruja, la caseta de turrones, la churrería, la noria, el tío vivo… Mi madre no nos acompañaba, tenía a su cuidado a su madre ya mayor –mi abuela- a mi hermana de cuatro años y a mi hermano de apenas tres meses. Paseaba orgulloso cogido de la mano de él visitando barrancas de la feria. Mi intención era llevarlo hacía una en concreto. Había estado mucho tiempo observando el mostrador de una parada que tenía una vitrina en cuyo interior había objetos que despertaban todo mi interés. 

   -Papá, mira, quiero una navaja. Tanto él como mi abuelo comían con navaja, nada de cuchillos. Y por aquello de que los niños tendemos a la imitación, mi gran sueño era tener una para parecerme ellos y creerme mayor. Después de varias súplicas, accedió a comprarme una navajita con la empuñadura de nácar con tonos blancos y azulados que me acompañaría muchos años. Fue el primer regalo serio que me hacía y que me reconocía que me iba haciendo mayor. La bronca de mi madre a mi padre al llegar a casa, no la cuento. 

   Pero si contaré el olor a comida que impregnaba toda la casa. Mi madre, como casi todos los domingos, había hecho “putxero”. El perol con agua, los garbanzos en remojo de la noche anterior, una manita de cerdo a cuartos, magro de cerdo, garreta, medio pollo cuarteado, un “blanquet” y un buen taco de tocino. Desespumó bien para quitar impurezas y añadió la verdura. Nabicol, chirivía, carlota, media col blanca, las pencas (cardos), zanahorias y unas hebras de azafrán tostado. Y a fuego lento más de una hora. Antes hizo la pelota y la añadió. Mitad carne picada de cerdo con mitad de ternera y dos higaditos de pollo. Perejil troceado, nuez moscada, pimentón, pimienta negra, cascara rayada de un limón, piñones, dos gotitas de aceite, pan duro remojado y escurrido, sal y un huevo fresco. Removió bien todos los ingredientes y los envolvió en unas hojas de col verde y lo ató. Veinte minutos antes, puso las patatas y una vez todo cocido, con el caldo hizo una sopa de fideos. Chafar la patata con el tenedor con un poco de tocino en el plato, con el trozo de pelota al lado ya es para que se imaginen. 

   Estrene mi nueva navaja y me sentí el niño más afortunado del mundo.