lunes, 25 de abril de 2016

TOMATE DE “EL PERELLÓ”




En los terrenos arenosos de El Perelló (Entidad Local Menor perteneciente al municipio valenciano de Sueca. Ribera Baixa) se cultivan los tomates, que según dicen, son los mejores del mundo. Una variedad autóctona temprana que se viene recuperando desde hace una década y que nada tiene que ver con los híbridos tan de moda en estos momentos. 

Las primeras plantaciones de la temporada son a principios de Enero obteniendo sus frutos entre finales de Abril y Julio, a lo sumo hasta primeros de Agosto.

Se siembra en el semillero, obteniendo una plántula que ha sido sembrada entre Diciembre y Enero. Las semillas se obtienen por la propia cooperativa. Los técnicos agrícolas seleccionan entre los mejores tomates que manifiesten las mejores características obtenidos por los propios agricultores, a través de una selección "masal". Al ser el tomate una variedad con semillas abiertas (no híbridas y por tanto reproducibles), pueden reproducir plántulas a partir de semillas del propio fruto, sabiendo que se va a obtener un producto idéntico sin ninguna manipulación por parte del hombre. Proceso de selección que se comienza con el inicio del cultivo del tomate valenciano de nuestros ancestros, pasándose las semillas de generación en generación.


Por lo tanto cuando coma este tomate sepa que está disfrutando a la par que degustando cultura, de agronomía, tradición e historia del parque natural de la albufera.

Este tomate, destaca por ser muy carnoso, tener poca semilla, la piel fina, un sabor en boca muy dulce y poca acidez, pudiendo ser la arena donde se planta y las aguas salitrosas con las que se riegan los cultivos los culpables de esto. 


La cooperativa de El Perelló (Unión Protectora d’El Perelló –UNIPRO-) ha tenido mucho que ver en el auge del tomate autóctono y el renacer de una localidad tocada por la crisis del turismo y la construcción. Creada en 1950 para proveer de fertilizantes a los agricultores que cultivaban las dunas inertes de la zona, pronto pasó del nitrato de Chile y el sulfato amónico a comercializar los productos de los campos en el conocido como Prado, donde los mercados de la ciudad acudían para comprar a los agricultores sus cosechas. 

La Cooperativa está formada por agricultores profesionales que han adquirido su cultura hortícola de sus padres, que a su vez la adquieren de los suyos, y así se remonta hasta nuestros ancestros que vieron la posibilidad de cultivar entre las dunas arenosas del litoral valenciano que con el saber hacer, la tradición y el cariño han cultivado los terrenos a los cuales les han sabido aportar las sustancias orgánicas naturales necesarias, consiguiendo que suelos arenoso inertes se conviertan en tierras fértiles.


Bajo el paraguas de la cooperativa, en los años 70 se produjo la primera revolución agrícola con la unión de los productores en una comercialización única que en 1975 culminó con un código de calidad común en torno al tomate, estrella de una variedad de cultivos que se inició junto a la patata y la sandía y que fue ampliándose con el pepino, el calabacín y las distintas variedades de pimiento, todas ellas en los meses de verano.

No obstante, la innovación y el estudio de los procesos de cultivo han ido de la mano en colaboración con el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Por ejemplo se emplea un método natural para desinfectar el suelo: en agosto se riegan los campos a manta y se cubren con un plástico para que se produzca una pasteurización del terreno que hace innecesario aplicar desinfectantes al suelo. La cooperativa también selecciona sus semillas cada año y las prepara en un plantel comunitario donde se inoculan algunos insectos depredadores, el “Nesidiocoris tennis”, que más tarde controlarán la plaga de gusanos. Es la forma de combatir a la genética que quieren imponen las multinacionales con variedades. Una vez en los invernaderos -evolución de las viejas empalizadas de caña- para “proteger” al tomate, un enjambre de abejorros se encarga de la fertilización. Los únicos productos fitosanitarios empleados son los que se basan en el cobre. 

Aunque en El Perelló también se cultiva en invierno la variedad marmande, y su variedad RAF (siglas de Resistente A Filosorum), algunas variedades híbridas y el tomate llamado rollo, no hay que confundirlo. 

El tomate de El Perelló es precioso, compacto, terso y no sueltan agua al cortarlo. En la boca destaca por encima de cualquier cosa su textura, es muy carnosa, pero su sabor no es potente. Es dulce y muy poco ácido. Pero debido a su temprano cuaje y las pocas horas aún de luz solar, no llegan a recordar el sabor de aquellos tomates de antes cosechados en pleno verano. 

El tomate llamado Valenciano, no es este. El tomate valenciano que conocemos es distinto al de El Perelló. Y hay tres clases: el llamado “pitonet” que se les llama “mascle” y que es mucho más pequeño, de forma estrecha y acorazonada, con los hombros verdes y el resto más rojo que rosado y acabado en punta (no confundir con el denominado corazón de buey); Y el “arreplegat” que son el doble de grandes, achatados, irregulares y agrietados y que por debajo, en lugar de acabar en punta, se “arreplegan” formando un agujero y se les llama “femella”. Este último suele agrietarse en planta y por lo general su precio es más barato. 

Tomate mascle y femella

Y por último el llamado “Rotllo” que es ligeramente aplanado, de buen tamaño y no suele tener muy buen aspecto puesto que se agrieta mucho.

Tomate Rotllo

Que no te den gato por liebre, la temporada del tomate valenciano va desde principios de mayo hasta principios de octubre. Para que un tomate esté bueno ha de madurar en la mata. De nada vale recolectarlo verde y que madure en cámaras.

¿Que como comerlo?, pues sólo regado con un buen aceite de oliva, con ajo cortadito, en ensaladas, acompañado de anchoas, con atún y ajitos, aceitunas, con carpaccio de bacalao, con atún y huevos duros, con cebolla, con salazones … Ufffff que bueno.



Y para terminar una receta original: Cocktail de Tomate


Para ello necesitaremos: 

Gambas peladas cocidas
Palitos de cangrejo
Lechuga
Salsa rosa
Tomates de El Perelló
Huevo duro

Preparación: 

En primer lugar vaciaremos el tomate y lo reservamos, trocearemos la pulpa. Cortaremos la lechuga fina y picaremos los palitos de cangrejo al igual que el huevo duro. Seguidamente mezclaremos todos los ingredientes troceados con la salsa rosa en un bol y procederemos a rellenar los tomates con ésta. Coronamos todo con una gamba pelada en un lateral.

Si quieres ver lo que has leído mira este vídeo: Pincha aquí.