Los ximos, chimos, ximets o chimets, es una receta típica de Castellón
donde se rellenan con pisto. Según dicen algunos nació entre los amores de un
bocadillo de atún con tomate y una torrija. Se consume sobre todo en las
fiestas de la Magdalena aunque se cocina durante todo el año. Su receta
tradicional ha ido pasando de generación en generación a través de los tiempos.
En Valencia, sobre todo en el barrio del Cabañal-Cañamelar se hacen igual
pero rellenándolos con su famosa titaina, y los llaman Pepitos (pincha aquí para obtener la receta). Su consumo está relacionado con las fiestas de semana
santa y pascua para las meriendas campestres.
En el resto de España, un pepito es un pequeño
bocadillo que se prepara con carne de ternera, a veces acompañada de ajo,
cebolla o pimiento. El origen de ese nombre nació en Madrid en los felices años
veinte en uno de los famosos cafés que se repartían por la ciudad, en el Café
de Fornos, de la calle Alcalá.
La explicación histórica acerca de este
bocadillo la da el cocinero e historiador culinario Teodoro Bardají
Mas en un artículo del semanario "Ellas" el 7 de mayo de 1933, según
escribe, el hijo del dueño del establecimiento, llamado Pepito, cansado de
cenar siempre el mismo bocadillo de fiambre decidió pedir un filete de ternera
entre dos panes bien crujientes. El resto de comensales absortos al ver la
creación del joven, comenzaron a pedir bocadillos “como el de Pepito”,
y de ahí Pepito de ternera… pepito… Ximo o chimo en valenciano.
El Café de Fornos cerró sus puertas hace casi
un siglo. En cambio, su plato estrella ha continuado se popularizó extendiéndose
por toda la geografía del país y podemos encontrarlo en la carta de cualquiera
de los bares que sirvan bocadillos. Desde entonces, se ha vuelto tan popular en
las barras que se habla de pepitos de lomo o de pollo, e incluso los hay en
versión dulce en pastelería. Tienen éxito hasta en Sudamérica, especialmente en
Venezuela, donde suelen mezclar las distintas carnes con salsas. Pero hoy
venimos a hablar de los nuestros.
Cocinamos pues los ximos o chimos de Castellón.
Necesitaremos para elaborar unos 12:
12 panecillos pequeños de los llamados de leche,
de manteca o pulguitas.
4 tomates grandes
1 pimiento rojo tipo morrón
1 pimiento verde
2 cebollas medianas
150 gramos de atún en aceite
1 lata de aceitunas rellenas de anchoa
Un puñadito de piñones
Aceite de Oliva Virgen
Aceite de girasol
Sal y bicarbonato
Para el rebozado, medio litro de leche y 6
huevos.
Ponemos a hervir tres huevos para hacerlos duros.
Vamos a cocinar el pisto. Cazuela al fuego,
cubrimos el fondo con aceite de oliva y freiremos los pimientos que hemos
lavado y cortado en trozos pequeños y la cebolla. Cuando casi estén le añadimos
unos piñones, el tomate pelado y cortado en dados. Cuando suelte su zumo le
añadiremos una cucharada de café de bicarbonato para aquello de la acidez y un
pellizco de sal. Esperamos unos minutos. Dejamos cocer con la cazuela destapada
sobre veinte minutos.
Ya cocinado y sin caldo, hora de añadir el atún
de lata que desmigamos sin su aceite y removemos despacito. Cortamos a trocitos
unas aceitunas rellenas y también las incorporamos. Tenemos ya hervidos dos
huevos que cortaremos a trocitos y para dentro también. Removemos, retiramos y
reservamos.
Ahora vamos con los panecillos. Cortamos una
punta y les sacamos la miga al panecillo ayudándonos con una cuchara. Lo vamos rellenando
con el frito que hemos hecho, tapamos el agujero con la punta que hemos cortado
metiéndola al revés, presionamos hacia dentro y lo cosemos -atravesamos- con un
palillo.
Sartén al fuego y para freír ponemos abundante aceite de girasol (no deja gusto y quedan más suaves). Cuando este caliente, no en exceso, vamos pasando los ximos por la leche que empapen un poco, que no absorban demasiada, así conseguiremos que nos queden blandos por dentro pero crujientes por fuera, y por los huevos batidos y… a la sartén.
Los freímos dándoles vueltas para que queden
bien dorados.
Los vamos depositando sobre papel absorbente para
quitarles los excesos de aceite. Aproveche