jueves, 1 de abril de 2021

LONGANIZA DE PASCUA. LA LLONGANISSA DE PASCUA.


Llega la Pascua y con ella la fiesta para celebrarla con las meriendas tradicionales en el campo o playa con amigos o familiares. Las habas, el “perolet” de Pascua, los "ximos o pepitos" rellenos con "titaina" las monas, panous, panquemaos, toñas… y cómo no, la longaniza de Pascua, un embutido prácticamente nuestro que es algo más fina que el fuet, nuestra “llonganissa” que forma parte de nuestras tradiciones valencianas.

En su receta original, es un embutido compuesto de magro de cerdo (30%), carne de ternera (30%) y lardeo (40%), que para quien no lo sepa se trata de restos pequeños de carne, de forma y tamaño irregular, procedentes del despiece o pulido de distintas partes del animal (pierna, paleta, cabeza, costillar, etc.). Toda picada la adobamos con sal, pimienta y semillas de anís. Se embute en una tripa fina natural de cordero estrecha y se atan en ristras de aproximadamente 20 cm. de longitud y cuyo proceso de curación tiene lugar en un ambiente natural solo entre 7 a 15 días dependiendo del tiempo. En la actualidad en su proceso industrial solo se elaboran con magro y tocino de cerdo.

La longaniza de Pascua nunca debe ser más ancha que el dedo y se consume curada sola o acompañada de pan o de la tradicional mona.

Si la observamos, la auténtica longaniza de Pascua debe tener una tonalidad rosada, debe tener una textura carnosa y debe tener un máximo de humedad del 35%.

Sus orígenes vienen marcados con el fin del periodo de Cuaresma donde la iglesia ya permitía volver a comer carne y celebrar la pascua del Señor.

La longaniza de Pascua también es típica de la comarca aragonesa del Maestrazgo y su origen está vinculado a la antigua corona de Aragón.

Según algunos historiadores la longaniza de Pascua podría llegar a tener un origen medieval y humilde dónde en muchas ocasiones la carne no estaba al alcance de todos y por ello se realizaban estas longanizas más estrechas para aprovechar mejor la poca carne con que se disponía y poder así tener un mayor número de piezas que regalar o repartir entre la familia.

Era costumbre que los padres regalaran embutidos de pascua entre los hijos que ya se habían casado, así como los abuelos, regalar las tradicionales monas a sus ahijados y nietos.

El domingo de resurrección será el momento pues para “empinar el cachirulo”, que para algunos será la cometa y para otros la botella de vino.