lunes, 5 de octubre de 2015

EL ORIGEN DE LA "MOCAORÀ" EN LA COMUNIDAD VALENCIANA.



Es 9 de octubre se celebra el día de la Comunidad Valenciana. Se conmemoramos la entrada triunfal de Jaime I el Conquistador en la ciudad de Valencia en 1.238, después de expulsar a la población musulmana de tierras valencianas.

La reconquista de la capital del Turia comenzó con la ocupación del Grao el 23 de abril de 1.238. Entre los capitanes y caballeros que acompañaban al rey Jaime I, se encontraba un hombre de extraordinaria valía, que además era consuegro del propio rey, D. Pedro Ximén de Urrea, Señor de Alcalatén. Desde este lugar y estableciendo el Cuartel General en Ruzafa, se preparó el asalto final a la capital rodeándola de tropas. Los moros, impresionados, no quisieron entablar batalla ante la táctica desplegada. Firmaron la capitulación y el monarca cristiano hizo su entrada el 9 de octubre de 1.238, día de Sant Donís. 

A partir del primer centenario se celebró la efeméride con una procesión al Monasterio de San Vicente Mártir de la Roqueta. 

Ya entrado el siglo XV, la fiesta adquirió nuevos caracteres, se conservó la parte religiosa y comenzaron las expresiones de ruido por medios pirotécnicos (piulets y tronadors). Caló tan profundamente esta manera de celebrar las tradiciones, que incluso los diputados de la “Generalitat”, en determinada ocasión, hicieron disparar desde el palacio foral más de 13.000 cohetes. 

En el siglo XVI y XVII, se celebró con espectaculares procesiones. Se incrementó el disparo de petardos y se hizo una romería nocturna, se incorporó la costumbre de consumir productos en dicha la romería: Chufas, Habas, Almendras, Piñones, productos del campo como aceitunas, etc. Era una fiesta demasiado “fresca” para las autoridades de la época, que veían como los placeres carnales también estaban presentes.

Todo continuó del mismo modo hasta la Guerra de Sucesión. 

La disputada la Batalla de Almansa, aquél desagradable 25 de abril de 1707, lunes de Pascua, de la que salió triunfante el rey Felipe V, toda España quedó bajo la jurisdicción de Castilla, perdiéndose los Fueros Valencianos con la aplicación del denominado “Decreto de Nueva Planta”. 

Al impuesto rey le molestaban las celebraciones históricas y suprimió una serie de fiestas valencianas, siendo una de ellas la famosa Sant Dionìs, 9 de octubre. 

Quedaba terminantemente prohibido disparar los artilugios pirotécnicos. No se sabe si también fue prohibida la antigua romería a San Vicente. 

Pero el ingenio y agudeza de los valencianos, hizo conjugar la prohibición. Los productores de golosinas reprodujeron los artefactos de pólvora por otros similares de mazapán. Son los llamados piuleta i tronador (nomenclatura que también tiene una connotación sexual muy presente). Piula o piuleta (petardo pequeño en español) es, también, una forma vulgar de nombrar al pene en valenciano (sobre todo si es pequeño); el tronador, es un petardo más grande muy ruidoso (trueno en lenguaje pirotécnico castellano), también tiene forma fálica. Otras golosinas recordaban los frutos del campo y a la fertilidad de la Huerta de Valencia, como a las hortalizas que los moros regalaron a la reina Doña Violante de Hungría (esposa de Jaime I) que hacían con pasta de almendras y azúcar cocidas al horno y que los antepasados consumían en la antiquísima romería de Sant Vicent de la Roqueta y la gente degustó con júbilo esas nuevas golosinas Así nació entre los valencianos otra costumbre para conmemorar tan señalada jornada…


La Mocaorà

La Mocadorà o Mocaorà es una celebración popular el día de la Comunidad Valenciana (9 de octubre), que así mismo es el día de Sant Donís (San Dionisio).

La prohibición hizo dulce la celebración y así la tradición de regalar a las madres y mujeres esos presentes se convirtió en tradicional. Con un pañuelo (mocador en valenciano) en el que se envuelven esos dulces. 



El primer manuscrito de la "mocaorà". 

Existen unos manuscritos que conserva la Colección Espínola, que datan de 1738 y es el primer documento que relata esta tradición y demuestra que había familias que celebraban ésta costumbre más a menudo, y no sólo cada cien años, que era lo que se pensaba hasta ahora. Las familias que tenían cierto nivel económico y podían permitirse comprar los clásicos dulces, ya que por su precio no estaban al alcance de la mayoría, lo normal era que comieran gachas que es a lo que podían acceder en aquel momento para celebrar la festividad de este día. 

En el manuscrito, en un lunes 9 de octubre de 1747, se puede leer cómo un comerciante valenciano llamado Gilabert relata que una familia compro en una de las reposterías de la ciudad, 'Casa Almella Cerezo', «más de 8 libras de turrones tanto de azúcar como de canela», así como otro tipo de dulces, que le costó a la familia que hizo la compra «una libra valenciana y 5 sueldos, un gasto importante que sólo se podía permitir una familia acomodada en el siglo XVIII», ha relatado el investigador. Estos dulces fueron comprados para celebrar San Dionisio y la tradicional como el día de la mocadora.

Ya desde los comienzos, los dulces iban envueltos en un pañuelo (mocador en valenciano) y todo junto, dulces y pañuelo, constituía el regalo para la mujer amada. Poco a poco, el pañuelo dio nombre a la festividad.


Aunque existe una leyenda que cuentan los mayores, donde sitúan el posible origen de esta tradición en pueblo donde había un mozo llamado Donís (como el santo que da nombre a la fiesta), que tenía bastante mal carácter y que cortejaba a una joven, con la cual se prometió en matrimonio. Durante la guerra de Sucesión el tal Donís iba a perpetrar lo que hoy llamaríamos un "atentado" por lo que había metido artefactos explosivos en un pañuelo. Camino al lugar donde iba a atentar, las fuerzas de seguridad de la época lo interceptaron y le preguntaron que qué era lo que llevaba en el pañuelo. Él dijo que un regalo para su prometida. Las autoridades le pidieron que abriese el pañuelo para ver si era cierto lo que decía. Donís se encomendó a su santo patrón y al abrir el pañuelo vio que las cajas de pólvora habían sido sustituidas por dulces y frutas. De ahí que los dulces que se regalan tengan forma de cohetes, frutas o formas que recuerdan vagamente los órganos sexuales (los "piulets" y "tronadors"). Parece ser que el referido milagro hizo que el carácter del joven Donís se dulcificase.


Por esta tradición, muchos valencianos consideran el 9 de octubre como el día de los enamorados (su San Valentín particular). También es tradición que las mujeres conserven todos los pañuelos que su pareja les regala año tras año desde que comenzaran a salir (son una prueba de amor y como tal son conservados).