RECORDS DE LA MEUA INFÀNCIA. PUBLICAT EN EL DIARI LES PROVÍNCIES
13-12-2014
Foto: Vicenta Bertomeu.
De buena mañana, habíamos ido a la umbría de la montaña
para recoger musgo, algunas cortezas secas de algarrobo y algunas ramas de
pino. Era el día que montaríamos el belén de Navidad. El ritual siempre era el
mismo. Sobre la cómoda del saloncito, simuló con corcho y las cortezas de algarrobo la montaña, el río con papel de aluminio, ramitas
de pinos simulando árboles, el camino de los reyes magos hacía el pesebre. Pusimos
serrín y colocamos el pozo, el molino, la herrería, la cuadra, el nacimiento
con su vaca y su burrita. Decoramos con
el musgo y colocamos todas las figuritas de barro pintadas a mano. Con algodón simulamos
nieve y colocamos lo más importante de todo: las figuras de los tres reyes magos, al principio del camino. Ya
me encargaría yo de moverlos a diario un
poquito hasta que llegase el día en que llegarían al pesebre a adorar al niño y
si me portaba bien traerían regalos, o al menos eso esperaba, pues las amenazas
de que me trajeran carbón, si no me portaba bien, eran a diario.
Mi abuelo, después de haber roto las cascaras de las almendras,
las puso sobre un cedazo y sobre agua hirviendo al vapor. Tenía que
descascarillarlas, para dejarlas blancas. Las peló, las secó con un trapo y las
molió. Mi tía había hervido un Kg de boniatos pelados y cortados y cuando
estaban hechos, los dejó escurrir para triturarlos
con el mortero. En una olla a fuego muy suave, 600 Gr de azúcar,
ralladura de limón y una ramita de
canela. Removió y removió con una cuchara de madera sin parar hasta que obtuvo
un color dorado. Y ahí está el “confitat
de moniato”.
Ahora haríamos los
“pastissets d’ametla i confitat de
moniato”. En una olla se pone medio vaso de agua, cuando esté caliente,
medio Kg de azúcar, sin dejar de remover, un Kg de almendra molida. En cinco
minutos se saca del fuego y se amasa caliente, sin quemarse. La masa está
hecha. Se hacen bolas todas iguales, se colocan sobre un plástico, se aplanan
con un plato, se rellenan y se doblan para hacer la media luna poniéndoles una
base la neula. Con un vaso cortamos lo sobrante. Sin horno y a esperar unos
días que se sequen.