Me habían hablado de un nuevo restaurante, de un joven cocinero, de unos buenos platos, de un nuevo lugar para las sensaciones… El Brou.
La verdad que me sorprendió visitar a Cristóbal González Pons en su santuario de Pedreguer. Un local sencillo, decorado con buen gusto y que te transporta hacía lo nuevo. Mesas bien puestas y en el fondo en un rincón más apartado una mesa y unas sillas para niños, donde la pared está decorada con dibujos de su hija Carla.
Su mujer Silvia, me recibe. Es la otra parte importante, la del servicio directo con el cliente, la simbiosis perfecta entre el cocinero, el servicio y el cliente. Ella hace que todo fluya según lo previsto y que se respire un ambiente acogedor.
Al hablar con Cristóbal noto sus ganas de transmitir, de sacar lo que tiene dentro. Hay que explicar que él es Deliniante aunque siempre le apasionaron los fogones. Nacido en Adsubia (Alicante), casi se podría decir que la crisis le llevó a cambiar el rumbo de su vida y se matriculó en los cursos de cocina del CDT Dénia impartidos por Vicent Simó i después siguió cursando estudios en dirección de cocina en el IES Mediterránia de Benidorm con el profesor Jordi Puigserver, donde fue uno de sus alumnos más aventajados.
- Estudiar lo que te gusta te hace avanzar deprisa, quieres aprender y eso te ayuda a asimilar conceptos necesarios para la formación.
Terminó su formación y pasó por las cocinas del Parador de Jávea, en donde terminó de convencerse de sus propias palabras:
- Quiero una cocina donde se reflejara mi manera de entenderla, defendiendo lo tradicional y el producto de cercanía sin menos preciar a ningún producto que podamos encontrar hoy en el mercado.