Mi receta publicada en Vida Mediterránea
Suponemos que comer carne picada debe ser una tradición
ancestral que se pierde en el origen de los tiempos. Esta forma de elaborar la
carne existe desde épocas inmemoriales. Las albóndigas, tal y como las
conocemos actualmente tienen su origen en Oriente Medio y fueron traídas a la
Península Ibérica por los árabes durante la Edad Media. Su nombre deriva de la
palabra árabe "al-búnduqah, que en sentido literal significa
avellana y en sentido figurado la bola.
En España, se le ha atribuido a Ziryab la introducción de
la albóndiga en las cocinas más selectas. Éste fue un músico, cantante, poeta y
gastrónomo de origen kurdo que vivía en el Emirato de Córdoba durante el siglo
VII. En su momento, Ziryab generó tendencia en la corte de Abderramán II,
alterando los modos de comer y vestir.
Las albóndigas son una popular preparación
culinaria que básicamente consiste en bolas de pequeño tamaño (de entre 3 y
10 cm) de carnes picadas y mezcladas con diferentes condimentos según el
lugar. Se cocinadas fritas, cocidas o guisadas según multitud de recetas.
Nosotros hoy vamos a cocinarlas con mi receta.
Necesitaremos:
Medio kg de carne magra de cerdo.
Medio kg de carne magra de ternera.
2 cebollas
2 zanahorias
6 dientes de ajo
200 gr de guisantes
Arina de trigo
Aceite de girasol
Aceite de oliva y sal
Importante: necesitamos que la carne no este finamente
picada. Debemos pedir a nuestro carnicero que sólo la pase una sola vez por la
maquina picadora. La textura debe ser casi como si la cortáramos finamente a
cochillo.
En un bol rallaremos las zanahorias peladas y cortaremos muy
finamente una de las dos cebollas. También rallaremos dos dientes de ajo.
Añadiremos dentro las
carnes y con la mano iremos mezclando bien para integrarlo todo. No nos
olvidemos de añadir sal.
A continuación, haremos bolas de un tamaño adecuado. Cuando
las tengamos todas hechas las pasaremos por harina.
Paella al fuego, aceite de girasol y cuando este caliente
las vamos sofriendo las bolas a fuego medio sin quemar la harina ni las
albóndigas. Vamos friendo y retirando. Reservamos.
Ahora cazuela al fuego, cubrimos el fondo con aceite, ahora
sí, de oliva y añadimos la cebolla que nos queda cortada finalmente, así como
los dientes de ajo. Un poco de sal. Freímos y cuando veamos que esté pochada
añadimos una cucharada grande de harina de trigo y removemos bien para que se
cocine.
Cuando veamos que ha cambiado de color y se ha integrado,
pondremos las albóndigas dentro y cubriremos lo justito con agua. Dejamos
cocinar al menos media hora sin la tapa para que evapore el caldo y se nos
quede una salsita ligada.
Podemos añadir caldo de verduras e incluso enriquecerlo con
caldo suave de carne. (me resisto a las pastillas de caldo concentrado).
En los últimos diez minutos añadiremos unos guisantes que le
irán que ni pintado.
Podemos acompañar con un buen arroz integral de Tartana,
hervido y sofrito con un poco de cebolla pochada.

